Robo de combustible es más facil que vender drogas

A los cárteles mexicanos les resulta más fácil, logísticamente, robar combustible que coordinar el tráfico trasnacional de drogas y les es más rentable, porque es difícil de seguir por las autoridades y fácil de vender.

La comercialización se da desde las autopistas hasta las gasolineras concesionadas por Petróleos Mexicanos (Pemex), y otra parte continúa su camino al mercado ilícito de Estados Unidos, señala un análisis de la organización internacional In Sight Crime.

Los Zetas, sostienen los especialistas, son los más beneficiados con esta actividad, ya que les permite tener dinero fresco y rápido. “Anteriormente solamente los ladrones y empleados corruptos de Pemex eran los que se dedicaban a esta actividad”, afirma la organización.

La fragmentación de cárteles ha aumentado la competencia por los ingresos de la venta de drogas y los mercados, por eso las organizaciones ampliaron sus actividades hacia  el secuestro, extorsión, trata y tráfico de personas y armas, incluyendo el robo de combustible.

En 2011, Pemex demandó a varias empresas estadounidenses, entre ellas, Conoco Phillips, Marathon Petroleum, Sunoco Parters, FR Midstream Transport y dos filiales de Shell, porque compraron combustible a grupos del crimen organizado que lograron enviar decenas de pipas a Texas, sin que en la frontera fueran detenidos y utilizando documentos falsos para justificar la compra. Sólo entre 2009 y 2013, Pemex reportó 6 mil 840 casos de tomas clandestinas.

De acuerdo a un reportaje publicado hace unos días por Vice News, cada día son robados 10 mil barriles de petróleo, lo que genera una pérdida de 5 mil millones de dólares cada año  para Pemex.

Pero no sólo las organizaciones mexicanas se benefician de este delito, en Colombia se detectó que grupos ilegales se financian del robo de combustible, ya que éste es utilizado en la producción de cocaína.  

En Julio, por ejemplo, las autoridades colombianas capturaron a 14 personas implicadas, la gasolina que robaban era utilizada en los laboratorios de Martín Farfán Díaz, alias “Pjarbey”, líder de Los Libertadores del Vichada, organización que se separó del Ejército Revolucionario Popular Antiterrorista Colombiano (ERPAC).
 

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