Cantinflas: fallida y romántica representación

Durante su semana de estreno, la película Cantinflas (Sebastián del Amo, 2014) fue vista por más de 1 millón 200 mil personas y recaudó casi 60 millones de pesos. Aun cuando se ha colocado en el segundo lugar entre los títulos más taquilleros en la historia de nuestro cine, podría ocupar uno de los primeros sitios dentro de una hipotética lista de los filmes más decepcionantes acerca de una personalidad mexicana de gran renombre.

En una entrevista con El Universal, Del Amo ha comentado que esta película es el resultado de un encargo: “Me llegó cuando estaba en plena promoción de El fantástico mundo de Juan Orol; un día me llamaron dos productores de Monterrey, Adolfo Franco y Vidal Cantú, de Kenio Films, para ofrecerme el proyecto". Así se explica que lo que arroja esta pieza es el resultado de una encomienda y no el fruto de la inquietud de un director por desarrollar una propia idea.

Alternando dos tiempos históricos, el filme nos representa el devenir del llamado ‘Mimo de México’ (encarnado por el español Óscar Jaenada) desde sus inicios en las carpas y también la forma en que el productor teatral Michael Todd (Michael Imperioli) tuvo que sortear varios problemas para filmar La vuelta al mundo en 80 días (Michael Anderson, 1956), película que contó con Mario Moreno en el protagónico y que significó para el comediante mexicano hacerse de un Globo de Oro.

En la cinta de Del Amo desfilan las recreaciones de personalidades del ámbito cinematográfico nacional y hollywoodense, pero hay que ponerle mucha imaginación y voluntad para que los espectadores podamos ver a Bárbara Mori como Elizabeth Taylor o a Ana Layevska como Miroslava Stern; todavía más en el caso de Ximena Gonzalez-Rubio haciendo de María Félix.

La cosa es que Cantinflas carece de estructura argumental sólida y de un claro conflicto que active el relato. Hay pura y romántica representación del mito. Se trata de una película sin esqueleto, sin identidad, sin fibra dramática. Es endeble como las piernas del mimo que en sus inicios arrancó carcajadas en el tablado mientras era capaz de bailar, contonearse o pronunciar un alegato incomprensible pero lúcido en su estilo, que hoy incluso reconocemos como verbo.

La controversia generada por asignar el papel protagónico a un actor español (Jaenada) queda rebasada en la película en tanto que la interpretación de catalán de 39 años, ofrece los muy escasos momentos afortunados del filme cuando consigue emular algunos “detalles” en el habla que caracterizaron al actor fallecido en 1993.

Pero el Cantinflas que encarna Jaenada luce falto de dimensión humana y densidad psicológica porque Edui Tijerina y el propio Del Amo describen en su guión una vida sin atreverse a interpretarla, sin aventurarse a proponer un personaje más allá de los datos que brinda la monografía.

Recién la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas ha postulado a este filme para representar a México en la contienda por los premios Óscar. Una estrategia a todas luces obvia por intentar captar la atención de Hollywood con una cinta sobre una luminaria mexicana quien se hizo de presencia dentro de esa industria.

Cantinflas es una película tristemente fallida pero hay que tomar en cuenta que con ella se buscó proveernos de una imagen resaltada de “El mimo de la gabardina”. Propósito quizás necesario para extender la leyenda de un ídolo que atiborró las salas de cine y que nos regaló algunos de los mejores momentos de la comedia mexicana - esa escena con Joaquín Pardavé apuntándole con una pistola en Ahí está el detalle (Juan Bustillo Oro, 1940)- pero que para el juicio de intelectuales como Carlos Monsiváis fue bueno hasta 1948, pero “después fue el abismo”.

Trailer: www.youtube.com/watch?v=YFqT0DM10QI

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