Quinto Informe: Entre frases y disfraces 


Bulmaro Pacheco

 

El pueblo tiene ya una idea clara de las omisiones y logros del llamado “Nuevo Sonora”, por más costosas que sean las estrategias publicitarias para crear otra realidad en el quinto informe de gobierno. El Gobierno de Sonora entró a su sexto año el 14 de septiembre del 2014 con más deberes que haberes en su contabilidad política: Problemas irresueltos, frentes abiertos, abundante corrupción y un estado polarizado y muy dividido en lo político.

Más allá del triunfalismo, los eventos faraónicos y la publicidad oficial que inunda la mayoría de los espacios públicos, es mucho lo que todavía no se ha resuelto y al parecer no se resolverá dentro de los ocho meses faltantes para la próxima elección o los 10 meses que le quedan al gobierno de la alternancia.

Más allá de la adulación orquestada y de la auto complacencia oficiosa, prevalecen la insatisfacción generalizada y el hartazgo social con un cambio que nunca llegó.

La crítica al gobierno de la alternancia trasciende a los actores de la oposición y las fuerzas que han resistido en el sexenio para ubicarse en la base de la población, en la gente común y corriente. ¿Motivos?

1. La corrupción generalizada que ha invadido todas las esferas de relación del ciudadano con el gobierno. Moches, estilos de vida muy caros y nuevas propiedades de los funcionarios públicos que llegaron al poder en septiembre del 2009, así como la descomposición política y de la moral pública registrada en la entidad en los últimos cinco años.

La exhibición de una costosa -y sin las autorizaciones respectivas- obra hidráulica. Una presa en el rancho propiedad de la familia del Ejecutivo estatal que vino a coronar y hacer público lo ya sospechado en materia de desviación de recursos públicos:  ¿Con qué dinero?

2. La colonización administrativa de los poderes estatales por parte de militantes del PAN lo único que provocó fue incrementar la corrupción y la incompetencia. El aparato administrativo estatal creció en más de 5 mil plazas, el gobierno se saturó con compromisos políticos para gente sin los perfiles adecuados, y que desde su ingreso vio en la administración pública estatal una posibilidad de enriquecerse y hacer dinero del gobierno. El acceso al poder más como aventura que responsabilidad.

La frase “Los ciudadanos pidieron un cambio, un respiro de aire fresco, la salida de los políticos tradicionales y la llegada (sic) de ciudadanos que buscaran beneficios para todos y no para unos cuantos” (sic), trata de justificar esas desviaciones.

3. La mentalidad oficial de seguir actuando como oposición desde el gobierno en cinco años, abriendo frentes contra los principales actores políticos de la entidad: Sindicatos, partidos políticos, Congreso del Estado, presidentes municipales, diputados federales y ex gobernadores, entre otros, que ha provocado la inestabilidad del gobierno y ha llevado a Sonora a bajos índices de competitividad en todos los órdenes.

4. La aparición de un fanatismo político-ideológico entre algunas expresiones del panismo, que los ha llevado a sentirse los “elegidos” para gobernar Sonora por años. Un fanatismo que se traduce principalmente en la ropa, los comportamientos y el lenguaje oficial. También en camisas con logotipo azul con mensajes en la espalda de “que siga el cambio”, cambio de color de verde a azul en los columpios de parques y en los señalamientos de tránsito en la vía pública, pintas en palacios municipales, vehículos oficiales, papelería y un manual de identidad que ya hubieran querido las mejores expresiones de los gobiernos fascistas previos a la Segunda Guerra Mundial de Alemania o Italia.

5. Los faltantes de recursos en todas las áreas de la administración pública. En el primer año de gobierno el sobregiro presupuestal fue de más de mil millones de pesos, básicamente en estudios de opinión, asesorías, encuestas y otros rubros. En el segundo año el gobierno atesoró recursos para el gasto del proceso electoral 2012 y en el tercero se fue con todo a gastar en campañas electorales, espacios en medios de comunicación y en el diseño de estrategias electorales externas a Sonora que implicaron un fuerte desembolso económico.

El año 2012 fue el de la reconducción presupuestal, con una grave crisis de confianza en las finanzas estatales y su crisis crónica. El 2013 fue el despertar del gobierno estatal con un gobierno federal de un partido distinto al que los había impulsado los tres primeros años. Fue el año de las denuncias y los escándalos por la crisis de las pensiones del ISSSTESON y la cesión de bienes (inmuebles) públicos para abonar sobre la deuda de los dineros estatales que el gobierno nunca le entregó a la institución de seguridad social lo que -por esos conceptos- le había descontado quincenalmente a los trabajadores de los poderes estatales.

Todo el 2014 -y seguramente el tramo que le resta a la administración estatal- será de crisis de pagos en los diversos rubros del gobierno. Los rubros más golpeados han sido los relativos a la educación, la salud y la infraestructura municipal. Obras prometidas y no realizadas, proyectos en el discurso pero no en la realidad, pura megalomanía en el papel.

6. Las relaciones con la federación se han desarrollado en dos etapas: Los primeros tres años con el gobierno federal que encabezó Felipe Calderón fueron de estrecha colaboración -y hasta de complicidad- para ejercer el poder sin el menor respeto por el estado de Derecho.

Al terminar su gobierno Calderón, el gobernador de Sonora abandonó todo compromiso con él -a pesar de los apoyos recibidos-, le dio la espalda en la elección interna a Cordero para la dirigencia del PAN y se entregó a Gustavo Madero, al parecer con la intención de sumarse al CEN al terminar su período en Sonora o luchar por la dirigencia nacional con el apoyo de Madero el próximo año, ya libre de su compromiso local y tratar de posicionarse para el 2018 junto con margarita Zavala y el gobernador de Puebla.

El Ejecutivo estatal ha hecho política más hacia la dirigencia nacional de su partido y los legisladores que en buscar una buena relación con el Ejecutivo federal y con sus representaciones en la entidad. Eso de que sería “el mejor aliado del presidente Peña Nieto” para trabajar por México resultó muy falso y simulado, fue solo una quimera de adulación que no se concretó en hechos.

7. Problemas crónicos con el Congreso del Estado. La lucha por el control del órgano legislativo no ha reparado en gastos. Ni con la LIX ni con la LX legislaturas ha tenido una buena relación política el Ejecutivo. A la última legislatura se ha llegado al extremo de retenerle más de 100 millones de pesos para su operación. Toda una violación a la colaboración entre los poderes, y una pésima señal a la presunción de federalismo.

8. Una zigzagueante e inestable relación con los presidentes municipales del PRI. El Ejecutivo les ha retenido recursos previamente depositados por la federación para obras públicas en las arcas estatales, los ha combatido a través de declaraciones públicas de sus funcionarios (Munro vs. Díaz Brown), los ha ignorado en los programas estatales de obras y les ha disputado la gestión de recursos federales: La tesis municipalista del PAN que tanto cacarearon se hizo añicos en la gestión de la alternancia.

9. Enfrentamiento constante con los sindicatos. El caso del transporte ha sido un tema de conflicto recurrente en lo que va del sexenio, y una crisis potencial del gobierno con los sindicatos y la CTM estatal. En una visión limitada -e interesada- señalan a la CTM de ser parte del PRI para tratar de descalificar cualquier tipo de lucha legítima.

10. Invasión de instituciones estatales clave para buscar hacerse del control absoluto del poder. En un principio, y a pesar de haber negociado con el PRD, el Ejecutivo no tuvo mayoría en el Congreso local los primeros dos años. La consiguió cuando negoció con el PANAL y Elba Esther Gordillo a finales del primer trienio. En su segunda legislatura, el Ejecutivo volvió a repetir la fórmula mediante una de las diputadas del PRD y dos del PANAL, y consiguió la mayoría simple, permitiéndole concretar sus iniciativas. Fue así como influyó en la integración del Supremo Tribunal de Justicia con militantes probados del PAN, logró para el Ejecutivo y su partido el control total de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el Consejo Estatal Electoral en su primera etapa y los sistemas de procuración de Justicia.

Representados en las nuevas instancias electorales (Instituto y tribunal), ahora van por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo para tratar de cerrar el círculo de la impunidad y la negligencia. Todo mediante la asignación de jugosas pensiones para los titulares salientes a cargo del déficit del sistema estatal de pensiones, una auténtica bomba de tiempo para el gobierno que viene.

No les ha servido la utilización del pasado para justificarse ante la opinión pública (Si antes los del PRI lo hacían ¿por qué nosotros no?). Tampoco la gastada tesis de los 70 años perdidos (si ellos son fruto de esos años). Menos la venta política del “cambio” como una diferencia de gobierno (“Que siga el cambio” no ha dejado de ser mensaje en sus proclamas y un cliché vacío de contenidos).

A cinco años de gobierno, el PAN ha probado en Sonora que no sabe gobernar. Que extravió su propia historia y los principios éticos y de moral pública en torno a sus concepciones de ciudadanía, municipalismo, justicia y dignidad republicana que tanto pregonaron sus fundadores. Que desplazó a sus cuadros tradicionales y se llenó de aventureros sedientos de poder y de dinero fácil. Que reeditaron el fenómeno de la corrupción, convirtiéndolo en un fenómeno presente en todas las acciones de gobierno.Que al igual que en Guerrero y Michoacán el panismo local no ha estado exento de infiltraciones peligrosas en el ejercicio del poder.

Lo demás, incluyendo los premios auto gestionados y los reconocimientos de última hora, no dejan de ser parte de los disfraces con que el gobierno panista ha tratado de maquillar y ocultar su propia realidad. Una realidad que no tardará en despertarlos después de la elección del próximo junio. A juicio de muchos, demasiado tarde. Sonora no merece a esta generación de panistas, no los ha merecido y seguramente los sacará de su sueño el próximo año. Justicia terrenal,finalmente.

bulmarop@gmail.com

 

 

 

 

Comentarios

Comenta ésta nota

Su correo no será publicado, son obligatorios los campos marcados con: *