La privatización sindical de la basura



Gilberto Armenta

El reino de los sátrapas

 

El tema de la recolección de basura en Hermosillo, va más allá de la intención, dicen, de privatizarla por parte del Ayuntamiento, o de defenderla, también dicen, como derecho laboral por parte del sindicato que aglutina a los trabajadores municipales.



Es, sin mayores alegatos, un servicio municipal de alta prioridad, que no puede ser suspendido, ni mal atendido, ni mucho menos, eliminado del plan de desarrollo del Ayuntamiento.

Pero, ¿Por qué tanto escándalo con esto?



Mire, los trabajadores municipales de recolección de basura trabajan 3 o 4 horas diarias, porque su contrato, defendido por el sindicato, indica que deben cumplir con recorridos y no con jornales diarios.



Esto de lunes a viernes.



Si se les asigna trabajo en fin de semana, es exclusivamente bajo el esquema de horas extra, que se pagan doble o triple, según sea la cantidad de las mismas que se trabajen.

Así, de enero a abril pasado, el importe a pagar por estas horas extras ha ido de más de un millón de pesos en febrero, a poco más de cuatro millones en abril. ¡Cuatro millones de pesos por horas extra mensualmente!



Ahora bien, ¿cree usted que Salvador Díaz Olguín, líder del sindicato, ve pasar esta danza de millones de pesos sin participar de ella? Este es en realidad el meollo del asunto.



Él, Díaz Olguín, dice que, preocupado porque sus representados se queden sin empleo, la privatización del servicio de recolección de basura, es algo así como un atentado a los derechos laborales de cientos de trabajadores sindicalizados.



Pero, en la práctica, el sindicato que él orquesta es, en realidad, quien tiene privatizado no solo el servicio de recolección de basura, sino el resto de departamentos que conforman los servicios públicos municipales.



Es cuestión de lógica elemental analizar, con mucho cuidado, y sin apasionamientos ciudadanos, -que luego nos hacen pensar que somos, por naturaleza, defensores de “los pobres tirabichis”-, lo que está sucediendo en realidad.



Vayamos por partes, primero, ¿por qué trabajan solo 4 horas?



Dicen, como se explicó líneas arriba, que es el tiempo que les toma hacer el recorrido. ¿No sería entonces lógico que hicieran dos recorridos al día, y trabajar así las ocho horas que deberían prestar?



Segundo, en fin de semana, llegan a trabajar más de 4 horas diarias, ¿Por qué si se las pagan extras si pueden trabajar más tiempo en su recorrido, y en pago normal no?



Tercero y último, legalmente, el Ayuntamiento no está obligado a pagar tiempo extra, tampoco puede obligar a los trabajadores sindicalizados a que laboren en fin de semana, pero lo que si puede hacer, sin ningún problema, es implementar un programa de empleo temporal, dedicado a la recolección de basura los fines de semana.



Así, los sindicalizados descansan sábados y domingos, mientras que otro grupo de ciudadanos perciben un ingreso que les ayude en su gasto familiar.



Pero, la privatización que Salvador Díaz Olguín mantiene sobre este servicio no permite eso.

A todo trance, el esquema de tiempo extra es la defensa del sindicato que representa. No importa nada, solo no dejar de percibir tiempo extra.



Sin muchas consideraciones a fondo, la ciudadanía se vuelca en redes sociales en la defensa de los “tirabichis”, con argumentos tan endebles, que queda clara que ese grupo ciudadano no es más que un conjunto de troles, aprovechando la oportunidad para arremeter contra el alcalde Manuel Ignacio “maloro” Acosta.



El tema está politizado a más no poder.



La realidad es que, en las calles, en las colonias, el hermosillense reclama que la basura que produce en casa, sea recogida y depositada de manera puntual.



Y para eso, para en servicio eficiente como el que espera, se ocupa, primero, de recorridos más frecuentes a la semana. También de más y mejores unidades en los mismos.



Eso es lo que el alcalde está buscando, y los citatorios para que Salvador Díaz Olguín, se presente al diálogo con una propuesta que reduzca el pago de horas extra, está sobre la mesa.

Pero, reducir menos de dos millones de pesos, como dice el líder del sindicato en pugna que sus representados proponen, es un insignificante desenfriol, para una enfermedad terminal como la que ellos representan.



Lo ideal, y lo que debe suceder, es eliminar por completo el concepto de horas extras, y con esos cuatro millones de pesos, eficientar no solo la recolección de basura, sino los departamentos de Parques y Jardines, el de limpieza y barrido de vialidades, el de Educación Vial, y tantos otros que, ante la falta de recursos, operan a menos del 50 por ciento de su capacidad real.



No se puede permitir que los empleados municipales, bajo el amparo de los intereses económicos de Salvador Díaz Olguín y su grupo de incondicionales, mantengan privatizado este servicio.



Al fin de cuentas amable lector, quien paga cuatro millones de pesos como concepto de tiempo extra, es usted con sus impuestos puntualmente depositados en las arcas municipales.

@mensajero34 elmensajero.mx

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