PRI Rechaza  cualquier intento de denigrar a la mujer por su participación política.

Ante la agresión cobarde y vulgar que desde las redes sociales un adversario político lanza en contra de nuestra Candidata a Diputada Federal por el Primer Distrito Gabriela González, el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional fija su postura.

 

1.    Rechazamos éste y cualquier intento de denigrar a la mujer por su participación política.

2.    La cobardía que acompaña al agresor es tan grande como su falta de respeto a la igualdad y a la libertad de las mujeres frente a los hombres. Principios que defenderemos siempre y con toda la fuerza de la ley.

3.    Exigimos del Instituto Nacional Electoral y del Instituto Estatal Electoralla activación del Protocolo para la Atención de Violencia Política como lo ordena la ley. En ambas instancias, el Partido Revolucionario Institucional presentará las denuncias correspondientes en los más estrictos términos.

4.    Ante tan lamentables hechos cabe una reflexión: no se intenta denigrar solamente a la Candidata Gabriela González en lo particular, ni a la mujer en general, sino al futuro de nuestras niñas y niños que mañana serán los ciudadanos que juzguen estos hechos violentos, vulgares y cobardes, y a nosotros como la generación que tiene la obligación de detenerlos.

5.    Al adversario político que financia y apuesta a lastimar, sin éxito por cierto, el buen nombre, la buena imagen y la buena actuación de una mujer trabajadora, esposa y madre de familia ejemplar, le decimos: Al apoyar la agresión a que nos referimos está Usted agrediendo también a todas las niñas y mujeres de Sonora, incluidas las de su familia. Deténgase en esa perversa actitud.

6.    La lucha electoral que los sonorenses y los mexicanos esperan es la de las propuestas, la del valor civil, y la de visión igualitaria del futuro. Al intentar descalificar a nuestra Candidata Gabriela González lo único que logró nuestro adversario es descalificarse a sí mismo. La historia y la elección lo pondrá en su lugar, que no es otro que el del desprecio que merece quien por el hecho de ser varón se juzga superior a la mujer.

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