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+ Regreso y noto el rápido paso del tiempo; ya hay destapes y los viejos modos están a prueba; San Carlos y su cercana expansión; Morena parece poder arrasar, pero la otra alianza hace su lucha; equivocaciones siguen matando gente

Agustín Rodríguez L.

GUAYMAS, Son. – Cuántas cosas han pasado desde que una obligada cirugía más molesta que riesgosa, me envió a descansar varias semanas y, eso sí, me devolvieron el placer de disfrutar el apego familiar y el contacto con amigos que, preocupados, indagaban lo ocurrido.

Les narré mis visitas médicas y la sentencia de permanecer en reposo so riesgo de recaer. Lenta –ya no está el horno para bollos, pues—pero va bien la recuperación.

En el camino comentamos destapes, campañas, choques de fuerzas políticas –ya no hay partidos— y abundantes nombres de quienes andaban aquí y hoy allá.

Desde el paraíso de San Carlos me reportaron el exitoso Vino Fest, la festividad del vino promovida por Roberto Lemmen Meyer que consolida y prestigia a este destino turístico, con actividades dignas de los mejores escenarios del país. Desde ya se prepara la próxima edición 2025.

En ese camino, Tavo Llano Alverde confirma notable avance del hospital de especialidades cuya construcción promovió y emprendió con inversionistas sonorenses, para cubrir añeja demanda, pues el turismo de descanso se negaba a venir ante esa necesidad que pronto estará cubierta.

Y qué decir del impresionante inmueble de 20 niveles que la firma dirigida por Norberto Larrínaga levanta en el litoral de la bahía de San Francisco, parte de un crecimiento expansivo que nos explicaba el representativo constructor Ramiro Páez Cruz, quien ayuda  dar aliento a este tipo de desarrollo con fino tacto, enlazando capitales con promoción visionaria, como hacían nuestros capitanes de la economía cuando Guaymas-San Carlos resaltaba en la competencia internacional, en la cual de nuevo estamos.

LOS DESTAPES

En Hermosillo brotan aspirantes a cargos de elección y no fue sorpresa que Toño Astiazarán vaya por la reelección, como no fue en Guaymas con Rogelio Sánchez de la Vega, quien se impuso a Jesús “El Negro” Saldaña y al médico de largo historial filantrópico, Julio César Márquez.

Astiazarán ni se despeinará para ganar, no así Rogelio, quien enfrentará una alianza morenista capaz de arrasar, por el apego popular vigente al lopezobradorismo, fortalecido aquí por el desempeño de la alcaldesa Karla Córdova, quien va también por su reelección, como irá en Empalme Luis Fuentes Aguilar, a cuya prueba de los cómodos cien metros planos, la alianza rival le pone vallas, al anunciar a Saldaña por la diputación local del XIV Distrito, y al excampeón mundial de boxeo, José Luis Castillo, por la alcaldía.

Otras siglas hacen ruido, pero no se ve cómo pudieran ganar, sobre todo priístas que usufructúan posiciones sembrando en otras siglas, desde que vieron al PRI como el nopal que ya no les daría tunas.

Algunos votos tendrán el “Pato” de Lucas, Natalia Rivera y más gente así cuya cambiante ideología terminó por cansar a los electores, pero el primero tiene a su favor haber renunciado dejando claro el por qué: el cacicazgo en el PRI ya no lo dejaría luchar por sus convicciones desde posiciones políticas. En el camino se vio a qué se refería.

Primero, a la imposición de Rogelio Díaz Brown, sobrino de Manlio Fabio Beltrones, como dirigente estatal. Luego, figuras afines al beltronismo en Distritos y Municipios. Hoy, Beltrones mismo es candidato por cuanta vía legal existe, a senador de la república y su hija Sylvana, actual senadora plurinominal –no ganó la elección constitucional, como ahora se cree que será con su padre--, tendrá una diputación federal de regalo, rematando con la otra sobrina, Kiki Díaz Brown, quien retornará al Congreso estatal gracias a ese influyentismo que agrede a los priístas de veras.

Y no pueden hacer nada, pues hasta el propio Ricardo Bours, poderoso empresario y político, se alejó de su antiguo partido al verse pisoteado por la imposición. Cómo sería eso, que un día charlando con él, le observo: “Ricardo, tú eras de los que imponían”. Su respuesta, no por breve menos contundente, fue un “pues ya ves”.

Por eso el exgobernador de Sonora batalla en sus eventos. La gente no acude y no pocos tienen expresiones distintas a las esperadas. Ni se diga el trato de sus adversarios como la aspirante al Senado Lorenia Valles o su compañero de fórmula, Heriberto Aguilar. Hasta “El pato” lo toca.

Ni se diga Célida López, aspirante por el PT al Senado con todo el apoyo morenista y el de quien manda con mano firme en Sonora, ese señor que respalda la creación de una nueva clase política que extinga las malas costumbres de quienes, en ese “sexenio de 30 años”, se sintieron dueños del Estado, pero “ya se les acabó”.

Por cierto, les recomiendo la columna del profesor Alejandro Ramírez Cisneros donde aborda el tema de cómo trató Beltrones, cuando fue gobernador de sonora, a los pescadores, a esos mismos que ahora ofrece ayuda para mejorar sus condiciones si votan por él, como si hubiesen olvidado que fue responsable de acabar con la sólida estructura social y económica de los hombres de mar, para entregarla a empresarios cuyo egoísmo llevó a esta región a una quiebra moral y económica de la cual aún no salimos.

Esta es la liga de la columna del “Profe”: https://muralsonorense.com/columnas/85-columa-1/24370-2024-03-07-19-17-23

Mucho queda por decir, pero solo agrego este comentario de Célida: “los que respetan a Manlio Fabio Beltrones son los que le deben favores”. Remata así: "Hay mucha gente en Sonora que amasó fortunas y que le deben favores, muchos prestanombres".

MORIR POR EQUIVOCACIÓN

Hace par de décadas, en la zona rural de Los Mochis murieron a balazos varias personas en un auto, víctimas de sujetos luego identificados como agentes de la temida –por eso la desapareció Vicente Fox-- Policía Judicial Federal, que operaban un retén en una carretera entre la nada.

La autoridad dijo que “fue una equivocación” y le pregunté al ministerio público a cargo de la indagación, cómo sucede eso, si se supone que los agentes están preparados para su tarea. “No me lo explico”, respondió.

Desde entonces escucho el simplista argumento que normaliza estas barbaries que no son hechos aislados en Sonora, sobre todo en esa región dominada por el hampa. Fue uno más, ese ataque a militantes y simpatizantes de un partido político, en Sonoyta, cuando regresaban de un acto proselitista.

Hiela la sangre escuchar al funcionario de la Fiscalía sonorense explicando que los sicarios marcaron el alto en un retén de esos que infestan las carreteras –ni siquiera sabemos si son buenos o malos, o quienes son unos u otros-- y, al no detenerse, sobrevino la agresión.

La indignación puede ser la gota que derrame el vaso. Murió el maestro Gustavo Adolfo Morales y 4 personas más sufren heridas graves. Ya hay detenidos, pero la fiscalía retomó la salida que minimiza el no menos terrible drama: los matones pensaron que se trataba de un grupo rival.

El funcionario no mostró entender lo anormal de vivir entre grupos armados, que el ciudadano no debe estar a merced de salteadores, narcotraficantes o guerrilleros que toman las armas por ambición o por no tener más opción laboral.

Se siente feo escuchar eso de la autoridad responsable de darnos seguridad, ver que llena la carretera de retenes incapaces de frenar a los criminales, que se confunden con “los otros” retenes.

Ya no se dimensiona el nivel de inseguridad, verdadero fondo del asunto. Se dan con normalizar hechos solo explicables en un país en guerra, donde las garantías individuales se sujetan al criterio de quien domina un territorio arma en mano.

Y la solución no parece estar cerca.

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