Pobre

Entretelones
Samuel Valenzuela

Samuel Valenzuela

Al igual que las encuestas, son muy engañosas y sujetas a la percepción de cada quien, las distintas estadísticas, al altero así de estadísticas contradictorias que van desde homicidios dolosos, desaparecidos, cobertura de salud, rezago educativo y reducción del número de pobres, hasta acceso a servicios públicos, empleos formales, desempleo, niveles de ingresos y demás.

La numerología y ese alud de barritas, quesitos y porcentajes se nos figuran como engaña bobos ajenos a la realidad circundante y a la vista, al servir más bien como base para buenas alegatas, debates y discusiones, o para pergeñar espacios editoriales con el fin de impresionar al respetable con sesudas conclusiones respecto a la efectividad o la inefectividad de las políticas públicas.

Pobreza en Sonora.

En estos días se escuchan las fanfarrias porque el primer ejercicio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía luego de ser colonizado en julio pasado, arroja resultados que se supone alentadores en materia del combate a la pobreza y a la pobreza extrema, ya que, de los casi 52 millones de pobres en 2018, en 2024 “solo quedan” 38.5 millones de personas en esa condición, y de 8.7 millones de personas en pobreza extrema en 2018, bajó a siete millones de personas en 2024.

¡¡Woooww!! Muy impresionante, según algunos, el resultado de la dispersión de alrededor de 900 mil millones de pesos al año en programas sociales, que si bien con esos ingresos al menos se puede surtir más o menos la despensa, en lo sustantivo no es la gran cosa porque son muchos los que siguen pobres y muchos también en pobreza extrema.

Además, está el maquillaje y lo cosmético que aplica un organismo oficial que suplió al siempre confiable CONEVAL, aunque les resulta imposible ocultar índices desde el punto de vista multidimensional, porque su alardeado éxito en el combate a la pobreza no empata con la realidad de que en 2024 el 44.5 por ciento de los mexicanos no tenían acceso a servicios de salud, mientras en 2018 dicha carencia afectaba al 20.1 por ciento.

Durazo hace lo suyo.

Entre 2018 y 2024 también incrementó del 23.5 al 24.2 el rezago educativo y subió del 32.7 por ciento a casi 42 por ciento la población vulnerable por carencias sociales, índices contradictorios e incongruentes con las ruidosas fanfarrias aludidas por el supuesto milagro y resultados por el reparto de tres mil pesos mensuales a adultos mayores, becas, unos costalitos de fertilizante, entre otras pichicaterías mientras que los repartidores de esa lana se dan vida de aristócratas.

A ojo de buen cubero, contradictorios tales alardes solo para halagar al presunto anacoreta residente de La Chingada, cuando uno ve a docenas de personas hacinadas en larga espera de hacer el trámite de inscripción a un programa de mujeres de 60 a 64 años para recibir pinchurrientos mil 500 pesos mensuales o ver a un montón de personas llamadas adultos mayores haciendo fila para cobrar su pensión de 6 mil pesos bimestrales, en su mayoría, con vestiduras raídas, zapatos maltrechos, cuya imagen dista mucho de que con tales recursos hayan salido de la pobreza o estén por hacerlo.

De acuerdo con el INEGI, en Sonora han sido particularmente exitosas esas políticas públicas, porque el año pasado dejaron de ser pobres 450 mil personas y casi 60 mil superaron la pobreza extrema, todo por los “tres ejes fundamentales implementados por el gobernador Alfonso Durazo: salarios mínimos dignos que fortalecen el poder adquisitivo, programas sociales como la Beca Sonora de Oportunidades y la estabilidad económica impulsada por el Plan Sonora”.

Muchas carencias sociales.

En el comparativo enviado a este desordenado escritorio, se destaca ese antes y el ahora en dicha materia y la diferencia positiva es considerada histórica, en el marco de un ejercicio periódico realizado por gobernantes en turno desde que tenemos memoria periodística, o sea, no somos fáciles de impresionar ni mucho menos convencer. Si fuera verdad todo lo que se ha dicho al respecto, ya no hubiera pobres en este país.

Miren, mientras el gobierno publicita los buenos resultados de políticas públicas para abatir los índices de pobreza, dicho tardado y lento proceso contrasta con la celeridad de cómo tiran los piojos integrantes de las cúpulas del oficialismo morenista y sus garrapatas aliadas, quienes arrastrando hambrunas ancestrales ahora viven en la abundancia con el requisito único de lealtades incondicionales y complicidades sin chistar.

El mejor ejemplo de la doble moral, la incongruencia y la hipocresía es la familia del residente de La Chingada y de ahí para abajo es evidente que no solo salieron de la pobreza o de precaria clase media, sino que ahora disfrutan de los lujos inimaginables.

Excesos de Gutierritos.

Por el bien de todos, primero los pobres, decían, pero ocultaron que los primeros en salir de la pobreza serían ellos o serían ellos los primeros en apuntalar fortunas mal habidas como prianistas, mientras tiran miserias a los desposeídos de siempre.

Ofende la simulación de esos que llegaron hambreados; ofende que se hagan pasar por progresistas, liberales y hasta de izquierda mientras esquilman al erario al amparo del poder político, que vomitan estupideces en favor de las clases populares desde espacios legislativos y de gobierno, mientras recrean ganancias financieras mediante el tráfico de influencias y se congratulan por ser parte de esa comalada de nuevos ricos, y en Sonora hay bastantitos de esa especie.

Están los excesos de Gutierritos y su dato protegido, las vacaciones de lujo y aristocrático nivel de vida de un altero así de piojos resucitados a lo largo y ancho del país, en la más cruda desfachatez que ni los prianistas se atrevieron en sus tiempos de gloria

Nuevos ricos.

En fin, nos quedamos con la tarea de tratar de entender como es que se redujo la pobreza y la pobreza extrema a pesar de crecer del 20.1 por ciento al 44.5 por ciento la población sin acceso a los servicios de salud o ir del 32.7 por ciento en 2018 al 42 por ciento de población vulnerable por carencias sociales, porcentajes de orden nacional, aclaramos.

En nuestro entorno hay sobradas evidencias de la sostenida caída del nivel y calidad de vida, porque a pesar del incremento del salario mínimo, los ingresos cada vez más alcanzan menos por el innegable incremento de los precisos de bienes de consumo y de servicios, tendencia que ha pegado muy duro a clasemedieros de sectores urbanos y zonas rurales de la entidad.

Mientras tanto, el martes pasado por la mañana, en la conversa entre integrantes de la Mesa CORSAS, el sagaz e informado comunicador Gustavo Valenzuela adelantó la absolución de Manuel Emilio Hoyos y varios agentes, de las imputaciones del fiscal Gustavo Rómulo Salas Chávez y en efecto, pocas horas después se demostró la certeza de dicha información.

Insistimos, es prácticamente unánime la percepción respecto a que la actuación del titular de la fiscalía obedece a motivos políticos, sea por andar de CP o por alguna tenebrosa instrucción, que por lo pronto la cebó el resolutivo de un juez de control y que derivó en la filtración de audios y videos que acabaron por mandar a la basura dicha indagatoria, pero que en la cultura popular se interpreta como que le entró, pero la ensució.

Antonio Astiazarán G.

Obvió, don Gustavo Rómulo se quedó sin sustancia o lo dejaron sin sustancia, al igual que a la tontejita que acaba de descubrir una “máquina del tiempo” en una plaza hermosillense, en lo que se nos figura es la conclusión de un rústico montaje y torpe operación para bajar al hasta ahora imbatible alcalde Antonio Astiazarán Gutiérrez, quien dicho sea de paso, es factor importante para que el gobernador Durazo impulse las tendencias positivas de la entidad en materia de generación de empleos, crecimiento económico, inversión extranjera, seguridad, combate a la pobreza, entre otros rubros.

Al fiscal y a quienes le buscan resbaladeros al Toño, solo queda recomendarles que se apliquen más y mejor para que desquiten la chuleta, porque por lo pronto, lo único que hacen es el ridículo porque las varillas enterradas en lo más profundo no son buenas consejeras. ¡Ya sáquenlas! Les conviene.

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