Ayuntamientos: la asignatura pendiente

La reelección de los miembros de los ayuntamientos –y del resto de los cargos de elección popular– estuvo prohibida en México desde 1933. Previo debate nacional a través de los años, resurgió con la reforma constitucional de 2014.

 

Se aplicaría después gradualmente, en la medida de las reformas a las constituciones estatales y los transitorios respectivos.

 

Para ampliar los períodos, algunos estados como Coahuila y Veracruz, habían ampliado antes de 3 a 4 años el período de gobierno de las autoridades municipales. Nada más.

 

El asesinato del presidente electo Álvaro Obregón en 1928, prendió los focos rojos del sistema político mexicano de aquel tiempo, porque todavía estaba muy fresca la proclama maderista "Sufragio Efectivo. No Reelección", que despertó al México de principios del siglo XX.

 

Viendo ese peligro y las tensiones generadas, los reformadores de entonces  se obligaron a prohibirla no solo al nivel presidencial (con una primera reforma en 1928) sino también para los gobernadores, los diputados locales y federales, los senadores, y los ayuntamientos en definitiva con otra reforma de fondo en 1933.

 

Eran otros tiempos. Los presidentes de México duraban cuatro años en el poder, y por muchos años pesaron los ejemplos de quienes prolongaron sus períodos, como Santa Ana (11 veces, 9 años), Juárez (12 años) y Díaz (31 años), que auto promovieron sus respectivas reelecciones con muy altos costos políticos y sociales para México, por los conflictos y tensiones que en su tiempo generaron. Otros tiempos, otra realidad.

 

También pesó la tendencia arraigada del presidente que dejaba presidente y gobernadores que hacían todo lo que estaba a su alcance para tratar de heredarle el cargo a allegados o familiares. Otros casos registra la historia reciente de México: Víctor Cervera Pacheco y Ángel Heladio Aguirre Rivero, los únicos que repitieron como gobernadores; el primero en Yucatán, el segundo en Guerrero. La primera vez como interinos y la segunda como electos, aprovechando la laguna jurídica contemplada en el artículo 116 de la Constitución federal.

 

Antes de 1943 los gobernadores también duraban cuatro años, y los presidentes municipales variaron, primero de uno y después dos años, para quedar en tres; posteriormente, con la posibilidad de volver a ser votados —no para el período inmediato— al pasar un período más. Algunos personajes como Guadalupe Bujanda Fraijo, en el municipio  de Rosario Tesopaco, acumuló entre el 2000 y el 2018 cuatro períodos al frente del ayuntamiento. Todo un récord.

 

En Sonora, fue hasta 1943 que iniciaron los períodos sexenales para los gobernadores y de tres años para los ayuntamientos.

 

Inauguró la etapa Abelardo Rodríguez, electo para el sexenio de 1943 a 1949, retirándose en 1947 alegando enfermedad. Don Abelardo aspiraría después a gobernar Baja California, cuando el antiguo territorio fue convertido en estado en 1952 por el presidente Miguel Alemán. El presidente Ruiz Cortines rechazó la idea.

 

Para tratar de resolver la crisis de los ayuntamientos ante la recurrente queja de que "tres años ya no alcanzaban" para cumplir la totalidad de los compromisos de las autoridades municipales, se promovió la llamada "elección consecutiva" o "reelección" por un sólo período nada más, a partir del 2016 en algunos estados, y en Sonora por primera vez en 2018.

 

La medida no le causó mayor emoción a los votantes, pero sí a los grupos que buscan siempre el control de la vida municipal y a quienes con buenas intenciones —of course— aspiraban a prolongar sus gobiernos, alegando obras inconclusas y proyectos de largo plazo.

 

En una primera horneada en el 2018 buscaron la reelección las autoridades municipales de Altar, Átil, Bácum, Cananea, Carbó, Cucurpe, Cumpas, Guaymas, La Colorada, Naco, Nogales, Magdalena, Onavas, Pitiquito, Puerto Peñasco, San Felipe de Jesús y Sáric.

 

De 17 solo 8 se reeligieron, destacando entre ellos Puerto Peñasco, Pitiquito, Altar, Sáric y Santa Ana.

 

¿Qué le pasó al resto que no logró el refrendo de su poder y el apoyo de la población gobernada durante tres años?

 

Algunos no tenían buena imagen, otros habían sido ineficaces y muy conflictivos. Otros no supieron medir sus verdaderas posibilidades. Cada caso amerita un análisis objetivo y de fondo, sobre todo en los municipios grandes como Guaymas, Nogales y Magdalena, con alto número de votantes.

 

También y con el tiempo, y para quitarle a los partidos políticos el monopolio de las postulaciones, se incluyó la figura del "candidato independiente" en todos los cargos de elección popular. La candidatura más accesible (por el número de firmas exigidas por la Ley) se dio en el caso de los ayuntamientos, y se plasmó tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como en los ordenamientos locales.

 

Para inaugurar la figura de la candidatura Independiente se presentaron en Sonora aspirantes en Agua Prieta, Cajeme, Cananea, Etchojoa, Guaymas, Hermosillo, Huépac, Nácori Chico, Nacozari, Puerto Peñasco, Rayón, San Luis Río Colorado y Villa Pesqueira. Total: 13 candidaturas independientes en la elección de 2018, logrando solo Cananea (Eduardo Quiroga Jiménez) tener un presidente municipal que llegó por esa vía.

 

No se descarta que para la elección del 2021 en Sonora, se presenten algunas candidaturas independientes al máximo cargo estatal. Será interesante observar el grado de aceptación de la gente a esta figura.

 

La reelección en los cargos de elección popular y las candidaturas independientes han impactado positivamente el desarrollo político de la entidad. Esto ha puesto en guardia tanto a los partidos políticos como a las autoridades y la población, que ahora evalúan con más cuidado a sus autoridades para el caso de que busquen reelegirse o en el caso de las rupturas partidistas, la utilización de la figura de Independiente por ciudadanos —o que no confían en los partidos o que no se les permite llegar a las postulaciones por la cerrazón de los grupos.

 

Actualmente en Sonora hay un mosaico plural de representación en la conformación de los 72 ayuntamientos: 36 para el PRI, 18 para Morena,12 para el PAN, 3 para Movimiento Ciudadano,1 para el MAS, uno del PANAL y uno  independiente en Cananea. Todos sin excepción (incluyendo a los de Morena que gobiernan al 85% de la población) han sufrido por recursos para cumplir su responsabilidad.

 

Tienen proyectos pero no tienen dinero. Tienen planes, pero no han podido ejecutarlos. El dinero federal no les ha llegado y el estatal ha estado muy limitado porque tampoco le fluye el de la federación.

 

López Obrador, en un nuevo estilo, ha dicho que su prioridad es que los apoyos le lleguen directamente a la gente y no a través de los gobiernos, y para eso ha diseñado una estructura de control político-partidista por encima de las decisiones de las autoridades municipales. Los presidentes se quejan de que —quizá por ese nuevo estilo— no les haya llegado el apoyo federal y muchos programas permanecen en el limbo, como los iniciados con el fondo minero, por ejemplo.

 

Nuevos tiempos para los ayuntamientos, que ya han cumplido su primer año y no se esperan mayores sorpresas en sus informes. El 2020 será un año de mucho movimiento político previo a los acontecimientos de la elección del 2021. ¿Podrán mejorar las cosas en los próximos dos años? La moneda está en el aire.

 

bulmarop@gmail.com


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