Subir impuestos, única coincidencia de Roosevelt con AMLO


Cuando el republicano Herbert Clark Hoover trató de repetir como presidente de Estados Unidos, sabía que sus probabilidades habían bajado estrepitosamente por los efectos de la crisis de 1929.

Aunque el demócrata Franklin D. Roosevelt era un candidato muy acreditado por tener una excelente carrera política (y haber ganado anteriormente las elecciones de Gobernador y Senador por Nueva York), lo que más le pudo haber favorecido fue el cambio natural que exige la gente cuando a un mandatario le va mal.

En este caso el malogrado era Herbert Clark Hoover.

Una vez ratificado Roosevelt en la Casa Blanca en su primer período de 1932 a 1936, empezó a notarse su trabajo y oficio político.

Primeramente promoviendo la inversión en las obras públicas con la creación de carreteras, escuelas, hidroeléctricas (presas), puertos marítimos, aeropuertos, ampliación de las vías del ferrocarril  y muchas cosas más; con lo cual detonó otras áreas del mercado nacional de Estados Unidos en todos los giros comerciales.

Además de que modernizó a prácticamente todo el país y lo convirtió en lo que se ha dicho es la potencia más grande del mundo.

Mucho se ha escrito que Roosevelt llevó a cabo una revolución pacífica. Sin violencia y sin el derrumbe del imperio de la ley (sin violarla, pues), y sin la negación del derecho equitativo de todo individuo o clase social.

Al reelegirse en tres ocasiones como mandatario de Estados Unidos (ganando primeramente las elecciones de 1932, luego las de 1936, 1940 y 1944), aprovechó las crisis que iba dejando la Segunda Guerra Mundial para venderle a los países participantes productos de primera necesidad como alimentos, medicinas y hasta armamento.

Después de 74 años de que murió Roosevelt (en 1945 y siendo aún presidente de Estados Unidos), tal parece que los políticos de los países capitalistas -y tercermundistas- no han aprendido su legado.

Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, en lugar de invertir en proyectos de infraestructura y abrir mercados internacionales a nuestra economía, ha fortalecido sus acciones de gobierno en una dinámica de clientelismo con la entrega de dinero a través de programas sociales.

Cumpliendo, pues, lo que prometió durante su campaña que duró 18 años.

En el sentido de regalar -literalmente hablando- el dinero a quienes su gobierno considera son los más necesitados de México.

Aunque sin mucho orden en los censos que se han levantado a favor de los beneficiarios; así como la logística que se aplica para la entrega de los recursos.

Debemos reconocer, sin embargo, que la única medida que le copió López Obrador a Franklin Delano Roosevelt, fue la creación de más impuestos y el incremento a los que ya existían con el ex presidente Enrique Peña Nieto.

Recaudación que obviamente tiene la intención de fortalecer las arcas de la Federación.

Pero también hay otras cosas que comentar:

Como es el caso de echarle la culpa de todo a los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, principalmente; sin tocar mucho -que digamos- a Enrique Peña Nieto, quien es considerado como uno de los mandatarios menos preparados que ha tenido México.

Y protegido -desde hace un año- por López Obrador.

Sobre las decisiones de entregar dinero directamente a la gente más necesitada, ya sabemos que es la primera directriz que tienen todos los funcionarios de lo que se ha autollamado Cuarta Transformación (4T); olvidándose de invertir en las entidades fronterizas del norte que le generan más recursos a la Federación, como es el caso de Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Sonora.

Para el año 2020, los diferentes sectores sociales y económicos de nuestra región, se han estado quejando por el poco interés que muestra la Presidencia de la República hacia nuestros Estados.

Ana Karina Maldonado Andrews, por citar un caso, es la dirigente estatal de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), quien ha manifestado que para el siguiente ejercicio fiscal habrá un 16% menos de inversión en la obra pública, cuyos recursos provienen del Gobierno Federal.

Esto obviamente afectará a la industria de la construcción en la entidad; aunque no dejarán de hacer propuestas a todos los niveles de gobierno para que no le afecte al gremio.

Hasta mañana.

 


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