Hostiga Ejército Mexicano a automovilistas en Precos de Querobabi

Como suele suceder en los operativos y la aplicación de nuevas reglas que tienen la intención de mitigar la inseguridad, los ciudadanos resultan ser los más afectados y no los malandros que casi siempre se burlan de las autoridades de todos los niveles de gobierno.

Esto lo digo por lo siguiente:

Al viajar el pasado fin de semana rumbo a Magdalena a un evento relacionado con las actividades de los Cronistas Deportivos de Sonora, nos llevamos la amarga experiencia de que en el punto de revisión conocido como Precos -y que se encuentra a la altura del kilómetros 112 de la carretera de Hermosillo a Nogales, casi con el entronque con rumbo a Querobabi-, el Ejército Mexicano extremó las inspecciones no solo en los camiones de carga y de pasajeros, sino en los automóviles particulares.

Soldados intransigentes y hasta groseros que cubrían su turno matutino el sábado 15 de febrero a eso de las 9.00 de la mañana, nos bajaron de la camioneta para hacerle una auscultación tratando de localizar drogas, armas u otra cosa prohibida en la carrocería, llantas o asientos.

Aparte de tratarnos con voz alta (tipo castrense) y al forzarnos para que bajáramos del vehículo, todavía nos obligaron a que les diéramos nuestros nombres y nos registraron en una libreta enganchada en una tableta de cartón aglomerado.

Luego de un intercambio de palabras con las que no llegamos a ninguna solución, el soldado más picudo de ellos mandó ponernos un cono anaranjado frente a nuestra camioneta y le dio instrucciones a su compañero para que le hablara a una patrulla de la Policía Federal que supuestamente vendría a leernos las nuevas reglas del juego en cuanto a las revisiones que se hacen en las carreteras de México.

Durante los 35 o 40 minutos que estuvimos varados en ese lugar, aproveché para indagar en los andenes la manera en que hacen estas revisiones, las cuales lo único que provocan son molestias y pérdidas de tiempo para los viajeros.

Y hasta dinero, ¿porqué no?

Seguramente usted que ha viajado al norte de Sonora y quizá a Estados Unidos, recuerda que al principio del retén vehicular hay un elemento del Ejército Mexicano que le pregunta ¿a dónde va? y ¿a qué se dedica?

Bueno.

El asunto es que ahora, a diez o doce metros adelante, se puso otro soldado que dependiendo de cómo vea el automóvil, al chofer o a sus acompañantes, los manda directamente a la carretera para que sigan su camino; mientras que a otros los somete a una revisión más profunda -por así decirlo-.

Y ese fue el caso en contra de nosotros (que éramos tres viajeros).

Cuando estábamos tratando de evitar la pérdida de tiempo, en la discusión con el soldado impetuoso y al preguntarle ¿desde cuándo se aprobaron estas revisiones?, nos contestó que ésta era una orden directa del presidente Andrés Manuel López Obrador.

¡Mamón!

Fue lo primero que pensé.

Lo que debería de hacer el comandante de la Cuarta Zona Militar y responsable de todas las actividades que se realizan en el Precos de Querobabi, es ordenar que se aplique correctamente la ley -con sumo respeto hacia los ciudadanos- y no andar inventando pretextos para perjudicar a la población.

Me imagino que el general Cruz Isaac Muñoz Navarro tiene conocimiento de las acciones y el iracundo trato que brindan sus elementos a la población que transita por nuestras carreteras.

Por la experiencia de viajar por muchos años rumbo al norte del Estado, un servidor casi siempre lo hace en automóvil; debido a que en el autobús es seguro de que se pierdan por lo menos dos horas, ya que el pasajero se tiene que bajar para que en la revisión los soldados pasen por rayos “x” todo el equipaje.

Aunque debemos reconocer que ahora no es tanta molestia (en ese sentido), ya que antes era muy común que nos abrieran las maletas para checar que no lleváramos algo que estuviera fuera de la ley.

Pero hay otra cosa:

La pregunta que me sigo haciendo sobre el Precos de Querobabi es ¿a dónde va el dinero que se recauda por la utilización de los baños?

Se entiende que lo recaudado es para el pago de limpieza y mantenimiento de esas instalaciones, las cuales supuestamente son públicas porque fueron financiadas con dinero del Gobierno Federal.

Entonces ¿porqué cobran 5 pesos por persona?

¿Y en qué ley dice que deben de cobrar por la utilización de esos baños?

¿Qué acaso del Ejército Mexicano tiene registro de ingresos propis?

Aparte de los baños, todavía tienen tres tienditas donde venden sodas, papitas, panquecitos y burritos de machaca con papas y demás.

¿Y el dinero que se gana a dónde va?

¿De quién es el negocio?

Aquí hay esta situación:

Cuando estaba el viejo Precos más cerca de Benjamín Hill, las tienditas eran propiedad de algunos emprendedores del pueblo.

Lamentablemente para los pequeños comerciantes “Hilleros” (como se dicen entre ellos, aunque no sé si éste sea el gentilicio correcto), el control de las tienditas del nuevo Precos lo tiene el Ejército o uno de sus jefes.

Podemos ver actualmente, incluso, que debido a que los pequeños comerciantes “Hilleros” no pueden vender sus burritos en los andenes del Precos de Querobabi, han tomado la opción de ofrecer su rico producto en los autobuses cuando están haciendo fila para entrar a revisión.

Todo esto, amigos, sin incluir el sufrimiento de los pobres traileros que pasan una eternidad esperando que les exploren sus tractocamiones, cabinas y cajas de remolque.

Nos vemos mañana.


Comentarios

Comenta ésta nota

Su correo no será publicado, son obligatorios los campos marcados con: *