Un sexenio de puras contingencias; y sin contar con apoyo federal

Desde que inicio el sexenio de la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano, las contingencias se han presentado prácticamente todos los días.

La mañana del 13 de septiembre del 2015 -y luego de un ligero sueñito reponedor porque tomó protesta a las 12 de la madrugada ante los Diputados Locales del Congreso de Sonora-, la Mandataria Estatal se enlodó los pies mientras auxiliaba a nuestros paisanos de Guaymas y Empalme afectados por el “llovidón” que había caído desde una semana atrás.

Días después -y una vez que se sentó en el escritorio donde ni plumas le dejaron los funcionarios de la administración anterior-, comprobó el desastre financiero heredado y que se había comentado mucho antes, durante y después la campaña constitucional.

Una crisis que por cierto, tuvo sus mayores repercusiones en el sector Salud y en la Educación, ya que durante el mandato de Guillermo Padrés se vieron muchas deficiencias en la atención a enfermos en clínicas y hospitales públicos; al grado de registrarse fallecimientos por dentro y fuera de esas instalaciones por la escasez de medicamentos y la negligencia de los ahora ex funcionarios.

Fue el sexenio, también, cuando cundieron los bloqueos y marchas por parte de padres de familia y estudiantes que exigían la presencia de maestros y mejoras en la infraestructura de las escuelas de todos los niveles.

Los innumerables robos a los planteles educativos, como usted sabe, dejaron sin agua los baños y los convirtieron en verdaderos focos de infección.

También se incrementaron los mesa bancos trozados, desaparecieron los cables de las instalaciones eléctricas y aparecieron una gran cantidad de huecos en las paredes y techos donde alguna vez estuvieron los aparatos de refrigeración.

Igualmente los difusores y motores de los mini splits, cambiaron de dueño.

En resumen, pues, fueron materiales y equipamientos que, en su mayoría, terminaron malbaratados a otros particulares y a las casas de empeño que los volvieron a vender casi a precio de nuevo.

Del tema de seguridad pública, precisamente, se dejaron de hacer muchas acciones. Como fue el hecho de no armonizar en Sonora el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, no reducir ni atender adecuadamente a la sobrepoblación en los penales, dejaron de contratar a elementos policiacos y no capacitaron a los que ya tenían.

A esto se incluye la desaparición de una gran cantidad de bases de la Policía Judicial del Estado (hoy AMIC), el nulo apoyo a las corporaciones municipales y muchas otras cosas.

El caso es que, mientras Pavlovich y sus colaboradores resolvían -desde un principio del actual mandato- lo más urgente para Sonora, era obvio que se informara de las inconsistencias encontradas mediante las auditorías hechas a la administración anterior.

Adquisiciones irregulares, contratos a sobre precio a proveedores que eran amigos y familiares de los funcionarios, y un sinfín de anomalías en muchas dependencias; fueron las declaraciones que en un principio dieron los miembros del Gabinete del presente sexenio.

Pero eso terminó.

Las revelaciones públicas en contra de los ex funcionarios tuvieron su fecha de caducidad y había que concentrarse en el trabajo actual.

Y así pudiéramos enumerar una gran cantidad de ejemplos y situaciones adversas que ha enfrentado el presente Gobierno Estatal.

Pero sin lugar a dudas el reto que seguramente no fue planeado, el compromiso más serio y delicado que ha tenido Pavlovich Arellano y sus colaboradores, ha sido tratar de frenar la propagación del coronavirus por todos los rincones de nuestro estado; ya sean municipios, ejidos, comunidades rurales y rancherías.

Responsabilidad que ha sabido enfrentar sin contar al 100% con los recursos materiales y financieros que debería haber aportado la Federación desde que empezó este problema en el continente de Asia; con lo cual había tiempo de planificar en México y obviamente en Sonora.

En estos días, pese al alto nivel de contagios que existe en todos los lugares, podemos ver a la Gobernadora y su equipo de colaboradores esforzándose por mitigar la propagación del coronavirus; sin dejar de cumplir con el resto de los programas.

Algunos de estas acciones y líneas de acción fueron pre establecidos en el Plan Estatal de Desarrollo; además de otros que se hicieron de manera emergente por motivos de la pandemia.

El pasado miércoles, por ejemplo, el secretario de Salud, Enrique Claussen Iberri, anunció el reforzamiento de las medidas preventivas para seguir enfrentando al enemigo global.

Y por lo que un servidor pudo ver este jueves muy temprano, en lo que se supone era “la hora pico de la mañana”, muchos hermosillenses han decidido acatar las recomendaciones.

Por miedo, por disciplina o por lo que sea… el caso es que la gente ha hecho caso a las indicaciones de prevención.

El boulevard Vildósola y algunas calles del centro de la ciudad por donde comúnmente circula este juglar de la política y el acontecer urbano, se vieron con poca circulación de carros y gente caminando.

Los fallecimientos y el número de contagios han sido alarmantes.

Entendemos que no toda la gente tiene la oportunidad de trabajar en el interior de sus casas, por lo que forzosamente tienen que salir a la calle -en su automóvil y en muchos casos en camión- a su centro laboral; lo cual incrementa la probabilidad de contagio.

Confiemos en Dios, que toda la gente nos cuidemos acatando las recomendaciones de nuestras autoridades.

Recordemos que el solo ritmo de la vida nos trae situaciones difíciles como enfermedades y achaques propios de la edad.

No le demos la oportunidad a otro factor adicional (como es el caso de esta pandemia) a que nos perjudique más de lo debido.

Para buena fortuna en Sonora, no tenemos otras situaciones adversas como en el centro del país, como han sido los sismos que azotaron hace dos días y la tolvanera proveniente del Medio Oriente.

Nos vemos el lunes.


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