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+ Al presidente se le tiene que creer, pues no queda alternativa; Sonora es líder en rendición de cuentas; la confianza del diputado federal; al menos oficialmente, Clausen no ha comprado la “Casa en el Cielo”


Agustín Rodríguez L.

GUAYMAS, Son.- Recuerdo una entrevista a Guillermo Yépiz Rosas previa a un proceso electoral, cuando buscaba la alcaldía por tercera vez.

El prestigioso abogado y notario público dirigía el PRI cuando vino Miguel de la Madrid en campaña, en 1982. Pronunció el discurso de bienvenida que le ayudé a redactar en su oficina del Pasaje Romano. Yo, aún chamaco; él, una figura política consolidada y camino a ser alcalde.

Esa vez le pregunté sobre su actitud ante los retos y, en la bien estructurada respuesta, se centró en la persistencia. Fue persistente muchos años más en todos los aspectos de su vida. No perdió la esperanza de gobernar a su pueblo adoptivo mientras vivió, pero nunca lo logró.

La palabra se me presenta al escuchar al presidente López Obrador y  su insistente propuesta, recordar sus tres campañas hasta alcanzar su actual cargo. Escuché el mensaje a la Nación al enviar su informe de trabajo y, aunque no esperaba una de las exhibiciones faraónicas del pasado, tampoco que fuera tan breve.

López Obrador llegó a las 9 de la mañana al recinto oficial y 55 minutos después terminaba, pero le bastó para marcar su posición. Remarcar más bien, pues no cesa, persistente como es, de insistir en su proyecto.

Quiere convencernos de que hace bien y se avanza, por más que obuses de todo calibre estallen a su alrededor y los dardos silbantes llenos de veneno pasen cercanos a su figura.

La popularidad del presidente aún le alcanza para sostenerse, pero pronto requerirá algo resaltante para reducir la velocidad con la que minan su popularidad, que cae, sí, por la fuerza de la detracción a cargo de sus enemigos emboscados o no, que atizan la hoguera.

Dijo cosas que, de ser ciertas, México estaría deteniendo su caída en picada, la que provocaron décadas de prácticas a cargo de políticos corruptos que nos pusieron de rodillas ante la usura,  especulación, el egoísmo que afectó severamente nuestra calidad de vida.

Celebro mensajes como este: "Sigamos haciendo historia, sigamos haciendo patria, por nosotros y por las nuevas generaciones que sabrán honrar la dignidad de nuestro pueblo”.

Y que se esté logrando un cambio “de manera pacífica. La mayoría de los habitantes de México aprueban nuestra gestión”.

Estoy de acuerdo en que el presidente no busque ese pleito, pero no sé si le perdonarán sus seguidores esto: “Yo votaría por no someter a proceso a los ex presidentes”, aunque lava sus manos con el remate: “De realizarse la consulta, respetaré el fallo popular”.

En cuanto a corrupción, hay muchos más, pero usó este ejemplo: “En el Gobierno ya no hay García Lunas”.

También habló de buena relación con Estados Unidos (más nos vale) y Canadá; agradeció a empresarios por solidarizarse con el país en esta pandemia, de la cual afirma, “ya pasó lo peor y ahora vamos para arriba” y “ya estamos empezando a crecer".

Recordé los informes triunfalistas que hablan de aquellos famosos rescates económicos --el Fobaproa, por ejemplo— que esta vez no ocurrieron, por lo cual le llovió en su milpa al pejepresidente y solo dijo que “nos han reprochado que no emprendimos un rescate elitista ante la pandemia”.

¿Reprochado? En mi barrio decíamos “lomo, le hizo falta”.

Luego, sus números confirmando apoyo a gente distinta a los ganadores (ganones) de siempre: familias, adultos mayores, estudiantes y niños, recalcando que "no son dádivas".

Tiene razón. El dinero público es para reducir la desigualdad. Si continúa yéndose al bolsillo de políticos y sus socios, la elite empresarial, la desigualdad mantendrá al país en la situación actual, donde la falta de oportunidades reproducen con rapidez más delincuentes que alimentan las redes criminales.

Y la cereza del pastel, creo: México “cuenta con el mejor gobierno en el peor momento”.

Genial expresión, adornada con la promesa de que este gobierno no será recordado por corrupto y el anuncio de que por no permitir corrupción y con medidas de austeridad, se han ahorrado 560 mil millones de pesos. Pero no dijo cómo se usarán para mejorarnos.

Más o menos por allí va lo que el presidente nos quiso decir.

Yo le creo al presidente, porque no puedo perder la esperanza de que México esté cambiando. Si me equivoco, entonces estaremos en problemas graves. Sí, más. Para empezar, podrían retomarlo quienes lo dejaron así.

TIROS RÁPIDOS

1.- Esta semana nos dieron otra buena nueva del Gobierno Estatal, con los resultados del Diagnóstico Nacional de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público donde Sonora obtuvo 100 por ciento de calificación en el rubro Rendición de Cuentas.

Este jueves el propio presidente de México aludió a esa distinción, resaltando el primer sitio de esta entidad en el país. La calificación confirma la transparencia que la gobernadora Claudia Pavlovich imprime siempre en la aplicación de los recursos públicos.

2.- El diputado federal Heriberto Aguilar Castillo me hizo llegar algunas reflexiones sobre el objetivo sexenal y el pensamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador.

También me llega de su oficina de comunicación, un documento donde expresa su confianza en que las cosas van bien y el sexenio mejorará mucho la calidad de vida de los mexicanos.

Le llamé para pedirle sus impresiones sobre el ambiente político, pero era mal momento, escuchaba en su curul el posicionamiento de los partidos políticos sobre el mensaje presidencial. Pactamos tocar el tema uno de estos días.

3.- “Casa en el cielo”, dice en la puerta de metal rústico que accede a una mansión construida en lo más alto del litoral en “Piedras Pintas”, junto al Mirador Escénico, cuya vista en 2011 fue considerada “La Más espectacular del mundo” por la famosa publicación Nat-Geo.

La construyó un estadounidense y participó en su diseño y edificación un ingeniero civil amigo mío. Una obra preciosa, que hace par de años está a la venta por varios millones de dólares.

Se lo digo porque circula información que señala como propietario a Enrique Claussen Iberri, el secretario de Salud de Sonora. Falso, a menos que todavía no registre oficialmente el traspaso. La guerra de lodo por lo de 2021 ya comenzó.


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