Durazo confirma ruptura con el sur


Por Alberto Vizcarra Ozuna

El desprecio sufrido por el sur de Sonora, como región económica, no empieza con los desdenes arrogantes del candidato de MORENA a la gubernatura del estado, Alfonso Durazo Montaño. La espalda que Durazo le da a la región, con su inasistencia al debate de contendientes por el gobierno de la entidad, realizado el pasado miércoles 5 de mayo, se suma a la indiferencia que por décadas han padecido los valles del Yaqui y Mayo, que hasta principio de los años ochenta, todavía eran considerados estratégicos para el país y se proyectaba sobre la mismos un ambiciosos proyecto agroindustrializador.

Eran los años en que los criterios de economía nacional y fortalecimiento del mercado interno, no habían sido abandonados a los vaivenes caprichosos de los mercados globales y tiempos en que el modelo económico neoliberal no había sentado sus reales. Una vez que estas políticas económicas terminaron por imponerse, regiones como el Valle del Yaqui y otras con las mismas características en el país, fueron paulatina y permanentemente abandonadas. Reducir la dependencia alimentaria en granos básicos, dejó de ser una meta, bajo el costoso absurdo de que era más barato importar los alimentos que producirlos nacionalmente. Se canceló el respaldo a la fase agroindustrializadora y se le abrió el camino a la maquilización del país.

La clase política, en general, se rindió frente a la avalancha apabullante de estos criterios y moldearon su discurso para prestarle servicio a tales políticas. Pero el Valle del Yaqui y su gente no claudicaron, ni han renunciado a la convicción de restituirle a la región su desempeño estratégico, aunque esto implique reclamar que cambien las políticas económicas que se lo niegan. Personalidades como Don Jaime Miranda Peláez, Adalberto Rosas López, Filiberto Cruz Leyva (el Kily) y otros, son emblemáticas de la resistencia de esta región a dichas políticas.

La ausencia de Alfonso Durazo en el debate, confirma su incapacidad moral e intelectual para entender la dinámica social y económica del sur de Sonora. Más cuando el debate fue convocado por lo más representativo de los medios de comunicación, sectores productivos y sociales de la región. Se identifica con la clase política que alimentó su desprecio por las regiones productoras de granos básicos

en propiciación a las políticas neoliberales que relegaron al sector primario y a la producción nacional de alimentos. Hay una carga de insensibilidad en su conducta, muy propia de quien entiende el poder como un instrumento de dominio e intimidación. El sur de Sonora tiene una experiencia muy fresca para identificar estas conductas. Todavía no se disipa el polvo de las tropelías y abusos de Guillermo Padrés.

No quiso venir a reiterar en el debate, lo que desde el inicio de su campaña ha sostenido: el respaldo incondicional a la obra señera y monumento a la corrupción de Guillermo Padrés conocida como Acueducto Independencia con el que se le despoja de las aguas del Río Yaqui al pueblo yoreme, a la producción de alimentos y a las actividades productivas del sur de Sonora. Tampoco quiso exhibir su adhesión a la imposición del acueducto apoyado en la jurisprudencia fascista del hecho consumado, como los que sostienen que no importan los daños que la obra cause sino la realidad de que ya está construida. Son los que se unen en la creencia autoritaria de que primero se da el golpe y luego se le da paso a la doctrina de la negociación y de la supuesta compensación de daños.

Lo mejor de este debate es que volvió a poner en el centro de la discusión el problema de la crisis hídrica de Sonora y que los candidatos fueron directamente cuestionados sobre la improcedencia de una política que, atropellando el estado de derecho, se propone hacer valer el despojo de las aguas del Río Yaqui con la operación ilegal del Acueducto Independencia. Este es un logro de la permanente movilización social y de la auto organización de la sociedad en torno a las alternativas que nos pongan por encima de la división y del conflicto con una política de gestión respaldados en la tecnología de la desalación y el impulso a los grandes proyectos de gestión de más agua como el Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO).

Debería de ser evidente, que el candidato que quiera realmente ganar la elección a la gubernatura del estado, no puede eludir que Sonora requiere de una sólida política de gestión de más agua. La gobernabilidad no se puede sostener con acuerdos cupulares que se propongan el reparto del agua que no alcanza.

Ciudad Obregón Sonora, 6 de mayo de 2021

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