De traiciones 

No sorprende que los críticos más extremos y cáusticos del presidente Andrés Manuel López Obrador, sean liderazgos de izquierda como Jesús Zambrano, Jesús Ortega, entre otros que de forma indudable fueron parte de la construcción del poder que ahora se detenta desde Palacio Nacional.  

Algunos dirán que lo logrado por López Obrador en el 2018 fue porque al contrario, se deslindó de esa corriente histórica que marcó un hito de cambio desde 1988, aunque sus críticos señalan que al montarse en ese movimiento, escaló en base a estrategias oportunistas, plagada de traiciones y aprovechando el encono y disputas entre facciones del PRD, siglas que desechó y procuró por todos los medios su desaparición total.  

No lo logró y quienes trató de borrar del mapa partidista de este país reaccionan con toda justicia, como traicionados y víctimas de un suplantador y un farsante que se ha hecho pasar de izquierda y como demócrata, sin serlo y utilizar esas banderas para engañar a incautos.  

Claramente se perciben dos polos muy opuestos entre quienes marcharon juntos hasta el 2011, representando una creciente oposición al PRI, al PAN y aliados: unos son quienes podrían ser víctimas del síndrome del traicionado por un farsante que los utilizó a placer y luego los vituperó, y lo otros, que engolosinados por el acceso a puestos de gobierno y a ese ideal modo de vida, son leales incondicionales hasta la ignominia y la abyección.  

Quisimos hacer esta breve digresión para contextualizar la arremetida de la izquierda democrática en contra de quien con toda intención pretendió convertirse en su némesis luego de aprovechar toda la infraestructura construida por tantos años para que en México se instaurara un gobierno progresista, y con ello pretender explicar por que en nuestro caso, guardando las proporciones obvias, también nos sentimos traicionados y porqué también somos duros y cáusticos ante medidas, acciones y expresiones del presidente que denigran las causas de izquierda y de las clases populares.  


Alfonso Durazo
Así las cosas, en los últimos meses hemos hecho un profundo ejercicio de introspectiva frente a la realidad política en Sonora, con un gobierno que obviamente condiciona la lealtad al presidente para poder formar parte de él y que sin embargo, sea estrategia consciente o no, en términos estrictos, la gestión del gobernador Alfonso Durazo Montaño luce muy distante de los protagonismos mediáticos y los enfermizos arrebatos que se suceden prácticamente a diario en Palacio Nacional y en materia de seguridad, en Sonora no vemos muy condescendientes a las fuerzas armadas y otras autoridades cuando se trata de hacer frente al narcotráfico y en términos generales, a la delincuencia.  

Los sonorenses debemos de valorar con toda su magnitud que el gobernador Durazo ejerce su encargo con el cerebro y el corazón y al menos hasta ahora, para nada ha dejado ver la víscera ni la mala entraña, y además, procurando construir coincidencias entre intereses presuntamente opuestos y sumando a todos los sectores a su espectacular propuesta para catapultar el desarrollo integral de la entidad, y la verdad es que todo eso nos resulta alentador.  

No creemos que esa serenidad, esa ecuanimidad y esa actitud incluyente y de suma del mandatario estatal, sea una pose que al paso del tiempo derive en traiciones para quienes la consideraron auténtica y créanme que esa percepción y ese sentimiento alentador permea con mucha amplitud entre los sonorenses, que solo ven a gran distancia las intemperancias tradicionales de López Obrador, sin establecer ninguna liga con el gobernador de Sonora.  

Por cierto y a propósito de intemperancias, sea con propósitos de distracción o no, no tiene desperdicio la renovada insistencia de López Obrador respecto a que como quienes integran bandas del crimen organizado son seres humanos su gobierno los cuida, todo para justificar los frecuentes agravios que sufren las fuerzas armadas a manos de esos grupos paramilitares.  


Así las cosas
La verdad es que tales expresiones desde la más alta tribuna de este país, deben ser ofensivas para miles de mexicanos que han sufrido la brutalidad de quienes decapitan, torturan, levantan, ejecutan, hacen pozole, incineran, sepultan, descuartizan, secuestran, extorsionan, cobran piso y envenenan a la sociedad con la distribución de distintas drogas.  

Luego de tantas demostraciones en el pasado sobre su respeto por esos animales, no resulta extraño que el presidente confiese que los integrantes de bandas del crimen organizado tienen derechos similares a la gente decente y que los iguales con los de los miembros de nuestras fuerzas armadas y la verdad es que en el curso de esta tarde creímos que desde la presidencia se emitiría alguna precisión o aclaración ante tan desatinado posicionamiento.  

Tenemos la esperanza de que a fin de cuentas esos dichos sean parte de la degradación comunicativa ya tan marcada del presidente que cada vez más tienen sólo un efecto de diversión entre el respetable, como si se tratara de una ocurrencia más del loquito de la cuadra.  

Y si se trata del título de este despacho, pudiera decirse que a los únicos que no ha traicionado López Obrador es a los narcos, a quienes por confesión propia, hasta ya puso a las fuerzas armadas como sus cuidadores y por eso soldados, marines y guardias nacionales aguantan vara y no reaccionan a sus provocaciones, cuando a lo mejor lo que quieren es solo darles abrazos, antes que se vayan a procesar y distribuir drogas; ejecutar a enemigos, secuestrar a empresario que no quiere pagar piso, a asesinar a familia que sospecha es parte de cartel rival; a matar al periodista que los cuestiona tan seguido.  


Cuidadores humillados
Difícil entender al presidente cuando a lo largo de su gestión ya van más de 115 mil homicidios atribuidos a esos que considera son seres humanos que también son factor para la escalada de los feminicidios, tráfico de personas, de profundo miedo e incertidumbre social en grandes regiones del país, pero que sin embargo que deben ser cuidados por su gobierno, cuyas fuerzas armadas mejor deben huir para no lastimarlos.  

Mientras tanto, nos llega sugerente información sobre las andanzas del empresario Hugo Camou Rodríguez, en cuya semblanza es descrito como matemático de profesión, fundador o socio de un grupo de 23 empresas de medios de comunicación y publicidad, tecnologías de la información, productos marinos, con fuerte presencia en Sonora en el sector de la radiocomunicación hasta hace poco y propietario además del periódico Diario del Yaqui.  

Pues de acuerdo a la información que nos llegó, todo indica que ya le agarraron las placas por los nexos de negocios que hizo, pagados con recursos públicos de la Secretaría de Hacienda estatal desde el 2016 a agosto del 2021, donde se llevó algo así como 750 millones de pesos por un servicio que por lo menos no vale lo que costó y que no se ha podido probar que sirvió para maldita la cosa.  


Hugo Camou
Miren, según los datos que disponemos, el contrato firmado con la empresa Quarksoft proveyó de un servicio de ayuda para entender y operar un software llamado SAP, o sea una Consultoría, que según esto puso en orden las finanzas estatales.  

Y la neta es que un servicio de dicha naturaleza resulta extraño o más bien muy sospechoso, porque si algo sabemos es que Raúl Navarro, el ex secretario de Hacienda, es una chucha cuerera en eso de poner orden y operar la recaudación y la administración financiera y como que no cuadra que gastara un promedio de 130 millones de pesos anuales en ese servicio nomás para que le dieran consejos a su gente.  

Bien hará la Contraloría del Estado, léase Guillermo Noriega Esparza, en revisar esos contratos y sobre todo detener o aclarar los señalamientos que se hacen al Tesorero José Manuel Quijada, que según esto anda haciendo gestiones para que el super contrato con Camou Rodríguez se firme de nuevo, lo cual, con esos antecedentes ya es motivo propio de investigación.  


José Manuel Quijada 
A ver en que queda esta situación porque sabemos que va en serio eso de detener los gastos excesivos, así se trate de negocios ese poderoso empresario, quien por cierto nos aseguran que desde el primero de enero pasado tuvo que dejar una decena de estaciones radiodifusoras que regenteaba en Sonora, de lo cual de plano no estábamos enterados.  

Tenemos la impresión, que así como Navarro gallegos, su sucesor en hacienda, Omar del Valle no requiere de gastar tanta lana para recibir consejos sobre cómo mantener el orden en las finanzas estatales, aunque hay que reconocer que no le será fácil negar lo que maquila su tesorero, dado el poder del empresario que cobra muy buena lana por más de 120 mil espacios publicitarios en los Metros de la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, así como en 45 aeropuertos del país, que en el caso del Diario del Yaqui más bien lo compró sólo con el fin de evitar que dicho medio pasara a ser parte del maletín de empresas propiedad de Ricardo Bours Castelo.  

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