El Plan Hídrico Sonora 2025 surge como una herramienta estratégica de largo plazo que busca transformar la manera en que se gestiona el agua en el estado.
Frida Mendoza / EMEEQUIS
El Plan Hídrico Sonora 2025 busca establecer una ruta hasta el año 2053.
EMEEQUIS.– Con el impacto creciente de las sequías y el cambio climático, el estado de Sonora ha comenzado a articular una nueva visión de largo plazo en torno al recurso más estratégico de su futuro: el agua.
El Plan Hídrico Sonora 2025, impulsado por el gobernador Alfonso Durazo, busca establecer una ruta hasta el año 2053 para enfrentar los retos que ya golpean severamente a comunidades, productores y autoridades.
En la actualidad, el 96.5% del territorio de Sonora está afectado por sequía extrema y excepcional, según el Monitor de Sequía en México con corte al 15 de mayo de 2025, lo cual representa que la entidad enfrenta uno de los mayores retos ambientales y sociales de su historia reciente. Las consecuencias ya se reflejan en el campo, el abasto urbano y el equilibrio ecológico.

Aunado a esto, el almacenamiento de las presas en el estado apenas alcanza el 12% de su capacidad total, de acuerdo con el Monitoreo de Presas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). El corte de este monitoreo hasta el 20 de abril de este año revela que las presas contenían solo 995.6 millones de metros cúbicos de agua, frente a una capacidad total de 8,195.5 millones.
Ante este panorama, el Plan Hídrico Sonora 2025 surge como una herramienta estratégica de largo plazo que busca transformar la manera en que se gestiona el agua en el estado. Su visión se proyecta hasta el año 2053 y plantea soluciones estructurales a través de tres ejes: adaptación al cambio climático, inversión en infraestructura y eficiencia en el uso del recurso.
“El agua debe dejar de ser un factor de riesgo y convertirse en una prioridad de seguridad hídrica”, señala en entrevista con EMEEQUIS Ariel Monge, titular de la Comisión Estatal del Agua de Sonora (CEA), quien subraya que la planeación a largo plazo es uno de los cambios más importantes que introduce este plan.
UNA HOJA DE RUTA CON VISIÓN ESTRUCTURALEl plan, elaborado con el respaldo de investigadores locales y nacionales, reconoce como primer paso la necesidad de adaptar la gestión del agua a un escenario climático cambiante. “Este año confluyen el incremento en la temperatura global con el máximo solar. Son condiciones que sabemos traerán muy pocas lluvias”, explicó Monge.
Para responder a esta situación, el plan contempla una serie de proyectos de infraestructura de gran calado. Uno de los más destacados es la construcción de un sistema de presas en la cuenca del río Sonora, que permitiría capturar agua en años húmedos para su uso durante los periodos secos. El proyecto cuenta con una inversión plurianual de 7 mil 500 millones de pesos, y ya se han asignado 500 millones en 2025 para su inicio.
“Se trata de una visión de largo plazo. Este sistema va a fortalecer las fuentes de abasto de la región y asegurar el acceso al agua en las próximas décadas”, afirmó el funcionario.

Otro de los ejes fundamentales del Plan Hídrico es corregir el uso ineficiente del agua, tanto en los hogares como en el sector agrícola. En el consumo doméstico, Sonora presenta un promedio de 400 litros por persona al día, el doble de lo recomendado.
Para abordar esta problemática, el gobierno estatal ha comenzado a implementar la campaña “Agua, cuídala”, que promueve la instalación de medidores en los hogares como una herramienta para detectar fugas y reducir el desperdicio. Se estima que se requerirá la colocación de 350 mil medidores en todo el estado en los próximos tres años.
“El cambio de hábitos es clave, y eso sólo puede lograrse con la colaboración de la sociedad. Si logramos bajar el consumo promedio a 200 litros por persona, las fuentes actuales podrán sostenerse mucho más tiempo”, aseguró Monge.
En el sector agrícola —que representa cerca del 80% del consumo de agua en el estado— también se busca una transformación. El plan promueve la reconversión hacia cultivos de menor demanda hídrica y mayor valor económico. “Ya tenemos zonas altamente tecnificadas, pero necesitamos que todas las regiones lleguen a ese nivel”, afirmó.
Desde el sur del estado, Mónica Isabel Gutiérrez Figueroa, presidenta de la asociación civil que representa a la región Fuerte Mayo, señala que vive en una de las zonas más afectadas por la sequía por la falta de actividad agrícola en los últimos años ha dejado miles de hectáreas sin uso productivo, lo que ha provocado un serio deterioro del suelo y el crecimiento incontrolado de maleza.
Explica que gracias a la Secretaría de Agricultura estatal se logró intervenir alrededor de 3 mil 500 hectáreas mediante rastreos fitosanitarios, acciones que permitieron recuperar tierras que llevaban hasta tres años sin sembrarse. Esta labor resultó esencial para evitar que se “montaran” las parcelas, es decir, que se volvieran inservibles por abandono y proliferación de vegetación no deseada.
Sin embargo, advirtió que el siguiente paso necesario es el desbrote, especialmente en las zonas donde el abandono ha sido más prolongado. “Ya hay ramas muy altas, y sin ese apoyo no se podrán volver a trabajar esas tierras”, señaló. La representante hizo un llamado al gobierno del estado para que considere esta etapa en los apoyos técnicos, ya que muchas comunidades siguen sin la capacidad de hacer frente por sí solas a la recuperación de sus parcelas. “Tenemos toda la fe en que así será”, añadió con esperanza.
LAS COMUNIDADES DEL SUR, EN ALERTAGutiérrez Figueroa advierte que la situación es crítica. “Esta es la sequía más fuerte de los últimos 50 años. Hay menos agua, menos siembras, menos trabajo y más presión sobre las mujeres en las comunidades”, denunció.
Sin embargo, reconoce que el Plan Hídrico es una iniciativa valiosa en la que advierte que la reconversión agrícola debe hacerse con justicia: “No todos los productores tienen acceso a créditos, infraestructura o acompañamiento técnico. Si no se les incluye, el cambio será desigual”.
Según datos del gobierno estatal, en 2023 y 2024, 38 de los 72 municipios de Sonora se vieron afectados por la sequía. Para mitigar los efectos, se invirtieron mil 037 millones de pesos en obras de emergencia como perforación y rehabilitación de pozos, así como construcción de acueductos.

Más allá de los proyectos concretos, el Plan Hídrico busca sentar una base sólida de planeación que trascienda administraciones. “Queremos dejar un instrumento actualizado que sirva desde el primer día a quien llegue. El clima ya no espera, no podemos darnos el lujo de improvisar”, concluyó Ariel Monge.
Mientras tanto, desde las comunidades, la expectativa crece. “Este plan tiene todo para ser una solución real en la que tienen que escucharnos y tomarnos en cuenta como hasta ahora. No hay desarrollo hídrico sin justicia hídrica”, puntualiza Gutiérrez Figueroa.
El camino es largo, pero Sonora ya ha dado un paso firme al colocar al agua como el eje central de su futuro.
@FridaMendoza_